Sanidad
En el ámbito de la salud las Tic han logrado un gran avance. Como el realizado por un equipo de ingenieros de la Universidad de Brown, en Estados Unidos, que ha diseñado un dispositivo biológico capaz de medir las concentraciones de glucosa presentes en la saliva humana, un medio en el que la glucosa se encuentra mucho más diluida que en la sangre. Se trata de un biochip que podría resultar de gran ayuda para los diabéticos, porque les evitaría tener que hacerse análisis de sangre para controlar sus niveles de glucosa. Pero, según los científicos, el biochip, además, podría servir para la detección de otras sustancias, desde ántrax a compuestos biológicos, en organismos y entornos.
Del mismo modo, la compañía norteamericana Proteus Biomedical, en colaboración con la farmacéutica británica Lloydspharmacy, sacó al mercado un “producto digital para la salud”. Se trata de unas píldoras “inteligentes” que portan minúsculos microchips que registran el uso de medicamentos por parte de los pacientes que las consumen. La información obtenida es enviada a su vez a un parche, colocado en la piel del usuario, que la manda vía Bluetooth al teléfono móvil de la persona al cargo del enfermo. Con este sistema se espera poder controlar mejor el consumo de medicamentos, sobre todo por parte de enfermos crónicos, para garantizar la eficacia de los tratamientos.
Medio ambiente
Las Tic también han posibilitado mejoras en el medio ambiente. Una utilización novedosa ha sido la creada por Científicos de la Universidad de Newcastle, en el Reino Unido, en colaboración con la Universidad de Lincoln y la Universidad alemana de Duisburg-Essen, que han inventado una nueva forma de animar a reciclar. Se trata de un sensor que se coloca en la parte inferior de la tapa de un cubo de basura con dos compartimentos _uno para restos orgánicos y otro para material reciclable_ de forma que, cada vez que alguien abra el contenedor para verter restos de basura, la cámara lo captura de forma automática y mediante Wifi sube la imagen a tiempo real a una aplicación creada en la red social Facebook, con el fin de comprobar si los hábitos de reciclaje son correctos o deberían mejorarse.
También, un equipo de científicos alemanes ha desarrollado MIG, un vehículo autónomo e inteligente que, equipado con videocámaras, escáneres láser, un radar y un ordenador de a bordo, que es capaz de circular de forma autónoma, puesto que es capaz de detectar otros coches, motos, bicicletas y peatones. Además puede reconocer semáforos, señales de stop, las líneas de la carretera, etc… y sabe cómo aplicar las normas de tráfico. Sus creadores piensan que, en un futuro, este tipo de coches aumentará la seguridad en las carreteras, ya que el coche autónomo maneja más cantidad de información que un humano, ayudará a proteger el medioambiente porque permitirá reducir drásticamente la cantidad de tráfico, y transformará las ciudades.
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